Un complejo minero de Quetzaltenango provoca conflictos y despojo

Nota de coyuntura No. 151 / por Rolanda García

Una inmensa contaminación ambiental, la remoción de los escasos nacimientos hídricos, trituración masiva de piedras que sostienen los cerros, persecución contra defensores del territorio, cooptación de lideres estatales y comunitarios, división, miedo y silencio es lo que están provocando las explotaciones de minerales no metálicos de poderosos empresarios en el Valle de Pa Lajuj No’j, municipio de Quetzaltenango, departamento de Quetzaltenango, donde reside población maya k’iche’, mam y mestiza.

Mural en Tierra Colorada Baja, Valle de Pa Lajuj No’j, Quetzaltenango. Foto: Rolanda García.

Lucha y resistencia en un contexto de criminalización

En el interior de las comunidades, una mayor parte de los habitantes guardan silencio y rehúyen a defender los cerros y los bienes naturales explotados gradualmente desde 1999, y que están siendo destruidos por múltiples empresas mineras, destacó un defensor del Valle de Pa Lajuj No’j que omitió mencionar su nombre.

El Valle de Pa Lajuj No’j se extiende en la periferia suroccidental de la cabecera departamental de Quetzaltenango[1]. Está en las faldas del volcán Santa María y el Cerro Quemado, que son parte de la cordillera volcánica Siete Orejas. Esta cordillera tiene un nombre ancestral y es Wux Xiquincan. Actualmente, el valle es habitado por 10 comunidades que forman una población de entre 20-25 mil habitantes: Candelaria, Chuicaracoj, Chuicavioc, Las Majadas, Llano del Pinal, Tierra Colorada Alta, Tierra Colorada Baja, Xecaracoj, Xepache y Bella Vista.

Los habitantes que se atrevieron a conversar con la autora de esta nota, pero que pidieron no mencionar su identidad, destacaron el fuerte impacto de la minera en la vida natural, familiar y social. Sobre todo, las mujeres resaltaron “el agravamiento de la escasez del agua, el deterioro del suelo y montañas”, bienes preciados para ellas afirman, que ante la vista pública y con total impunidad, son demolidos por la ambición de las empresas extractivas de capital extranjero y nacional.

Fíjese que la minera está afectando el agua porque aquí en Tierra Colorada está muy escasa el agua; entonces yo analizo que la minera usa toneladas de agua y está escaseando más; algunos tienen agua por una hora, dos horas, un día tienen, dos días no tienen; entonces la minera está afectando porque es demasiada explotación”, sostuvo una dirigente de la Alcaldía Indígena.

Los afectados lamentan que la explotación ocurre en un contexto de pasividad de la población causada por un constante hostigamiento contra la resistencia, liderada por las alcaldías indigenas del valle, “bajo la mediatización y la prepotencia de las autoridades municipales y Consejos Comunitarios de Desarrollo (COCODE), que se doblegaron ante los inreses de las compañías a cambio del soborno y el dinero sucio”, afirman los denunciantes.

Andesita, piedra pómez, arena, basalto y piedra caliza son los minerales apetecidos y concesionados al gran capital. Los sectores que cuestionan la destrucción de los cerros que los rodean, confirman una extensa destrucción que ha desatado varios conflictos sociales, “como la enemistad entre los vecinos que defienden las actividades mineras contra quienes defienden el territorio, principalmente el Cerro Siete Orejas”, resaltó una dirigente social quien pidió no exponerla en alguna fotografía para evitar la represalia de las autoridades.

Una de las explotaciones mineras denunciadas en Tierra Colorada Baja, Valle de Pa Lajuj No’j, Quetzaltenango.
Foto: Rolanda García.

Otro integrante de la Alcaldía Indígena del Valle de Pa Lajuj No’j, condenó las acciones de las autoridades municipales, “porque utilizan su poder político para manipular a los COCODE y dirigentes comunitarios, a través del otorgamiento de pequeños proyectos, mantenimiento de carreteras y de obra gris”.

Destaca que:

“…los manipuladores aprovechan el abandono que reina en la región, realizan promesas y luego las incumplen”

Inclusive, un dirigente social atestigua que inicialmente varios políticos extremistas, con cierta influencia social, prometieron convertir la regios del valle en municipio, y a su vez lograron acallar las voces que repudiaban la presencia de las empresas en la región y la contaminación provocada por un basurero municipal. Recuerda que los conflictos sociales y la persecución en el valle se agravó durante las protestas comunitarias contra el basurero que no recibe un tratamiento adecuado y que afecta a las familias que viven cerca, una situación avivada por la cúpula municipal.

Mapa del Valle de Pa Lajuj No’j, al sur occidente de la cabecera departamental de Quetzaltenango. Fuente: Mapas del Tribunal Supremo Electoral (TSE).

El poderío de las empresas y el involucramiento de las autoridades municipales

De acuerdo con datos del Observatorio de Industrias Extractivas (OIE), en el Valle de Pa Lajuj No’j existen varias licencias mineras que concesionaron los territorios. Establece que, entre 1999 y 2023, se han extraído más de 9 millones de metros cúbicos de materiales de diversas utilidades, siendo la andesita el recurso más explotado con 3.7 millones de metros cúbicos.

Entre las empresas con mayor rendimiento de explotación se encuentran: Piedra Azul y Planta Trituradora de Materiales de Construcción Real Madrid Uno, operadas por Peña Rubia, S.A. y Canteras y Minerales de América, S.A., empresas subsidiarias de Cementos Progreso (CEMPRO), el monopolio cementero corporativo de Guatemala que, de manera incontrolable, explotan los minerales como el basalto, arena blanca, arena poma y piedra pómez.

Un activista del lugar da cuenta que la materia prima procesada es trasladada a instalaciones de CEMPRO, vinculada directamente a las empresas explotadoras, lo cual también está confirmado en la investigación de OIE citada anteriormente.

Afirma que:

“Lo que sabemos a través de otras fuentes, que lo que se explota en el lugar son tierras raras donde también aparece el cobalto; están sacando el material en el Cerro Siete Orejas de Tierra Colorada Baja, y todo el proceso lo hacen en otro lado; nadie tiene control sobre esas riquezas; puede que haya muchas más piedras preciosas”.

Oficialmente, información pública del Ministerio de Energía y Minas (MEM) sólo establece la explotación de minerales no metálicos como los citados anteriormente, y no documenta cobalto ni tierras raras como se observa en la información contenida al final de esta nota.

La población en resistencia señala que uno de los actores vinculados al otorgamiento de las licencias mineras fue Jorge Rolando “Mito” Barrientos Pellecer, ex alcalde municipal de Quetzaltenango, acusado por la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala (CICIG), quien fue capturado en el año 2018 y posteriormente liberado bajo medidas sustitutivas pagando una fianza millonaria.

Según documento la CICIG:

“En el 2004, Jorge Rolando Barrientos Pellecer ganó las elecciones como alcalde de la Municipalidad de Quetzaltenango y fue reelecto por los períodos 2008-2012 y 2012-2016. Para llevar a cabo los actos de corrupción en el manejo de obra pública, Barrientos Pellecer desarrolló una estrategia que implicó la generación de una estructura conformada por distintos concejales y síndicos, así como personas particulares, quienes pertenecían a su círculo más cercano. Este grupo era referido por distintas fuentes como “el grupo de amigos del alcalde”.

Según datos de medios digitales, Barrientos Pellecer se involucró en actividades corruptas pues adjudicó 122 contratos a constructoras por un monto de Q 73 millones, y por lo que habría recibido comisiones ilícitas por más de Q 25 millones. De esa cuenta, los afectados no descartan la vinculación de otros actores en la cadena de negocios en el sector extractivista del Valle de Pa Lajuj No’j, y que hasta el momento ninguna autoridad competente monitorea la transparencia de las concesiones. Mientras tanto, la región del Valle de Pa Lajuj No’j sigue en el abandono y sin mejoras en las condiciones de vida de la población, coincidieron los afectados.

Fuente: MEM.

Fuente: MEM.


[1] “Pa Lajuj No’j”, que significa “debajo de las diez ideas” o “diez sabidurías”, es el nombre ancestral del área que hoy corresponde a la ciudad de Quetzaltenango, en Guatemala, ubicada al pie del volcán Cerro Quemado. Constituía un enorme lago que por erupciones volcánicas fue sepultado. En el año 1,300 d.C., el Gran Kikab, acompañado de miles de guerreros, partió de Gumarcaah-Izmachí (Utatlán) conquistando el territorio mam desde lo que hoy es Santa María Chiquimula hasta Kulaja, ocupando todo el valle y desalojando a  los mayas mames,  asentándose desde entonces en este territorio al que   denominaron Lahunqueh, Xelaxuh, Xe-lahuh, Xelahuh Queh, Chi Nahum Quieh, o She Lajuj No’j que, de acuerdo al maestro Adrián Inés Chávez, es la denominación más apropiada relacionando su significado con la orografía del lugar, indicando que  existía un gran volcán que se llamaba “Lajuj No’j” –“las 10 ideas”-. En su cúspide había un altar del mismo nombre, el cual se refería a un mito de la espiritualidad maya. Los lugares que estaban al pie del gran volcán Lajuj No’j se denominaban She LajujNo’j: “Debajo de las diez ideas” o “de las diez sabidurías”. Actualmente, el nombre con el que la mayoría de quezaltecos identifican a la ciudad es “Xelajú”, una castellanización del nombre k’iche’.

Fuente: https://www.studocu.com/gt/document/universidad-rafael-landivar/fundamentos-del-metodo-cientifico/camey-barrios-jose-ignacio-diseno-de-investigacion-espiritualidad-maya-y-cristianismo/18587750

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