Campesinos son parte de un mercado diverso
Nota de coyuntura No. 140 / por Rolanda García
Productores de distintas comunidades del municipio de Ixcán, departamento de Quiché, sostienen el mercado campesino municipal a través de la venta de productos agrícolas, cosechados de las tierras indígenas, bajo un sistema agroecológico milenario. Desde distintas comunidades y zonas de Ixcán, cada quince días llegan la cabecera municipal Playa Grande los consumidores y las consumidoras, quienes degustan de esta producción local, resaltan los agricultores. Urgen vincular esta iniciativa a la Política Pública Municipal de Soberanía y Seguridad Alimentaria.

Mercado campesino municipal. Playa Grande, Ixcán, Quiché. Foto: Rolanda García.
La importancia del mercado campesino comunitario
En el mercado se surten alimentos nativos tales como: yucas, huevos de gallinas criollas, malanga, plátanos, cocos, aves de corral y una diversidad de hierbas comestibles. “Quienes no conocen el valor de nuestros cultivos no les interesa visitar el mercado que funciona cada 15 días”, destaca Magdalena Ical, de la Comunidad 20 de Enero. Ella, junto a su familia, comercializa la cosecha de sus tierras y las ventas han sido cruciales para el sustento diario, indicó.
Para Mario Miguel Francisco, director de la Asociación de Desarrollo Social de Ixcán (ADESI), una de las principales organizaciones colaboradoras de dicha iniciativa, resalta que el mercado surge ante la necesidad de un espacio participativo y dinámico para los productores, y lograr de esa manera la comercialización y el intercambio de los excedentes de producción, convirtiéndose en una alternativa con altos beneficios. Agrega que, a su vez, ha sido un modelo para promover la economía local, solidaria y amigable con el medio ambiente desde las buenas prácticas de la conservación y protección de los suelos y los bienes naturales.
Ical precisó que el mercado campesino ha sido crucial con respecto al incremento de sus ventas y reconoce que es un espacio más que se abre para visibilizar el valor de la producción orgánica. Calificó al mercado campesino como un esfuerzo conjunto de sectores productivos que tienen la convicción de apoyar al sector campesino, que ha sido relegado por las entidades estatales que solo apoyan la agroindustria.
Los productores coinciden que este modelo de ventas agrícolas no solo promueve la economía local, sino contribuye a la buena salud de los habitantes y, al mismo tiempo, está provocando paulatinamente cambios positivos en la actitud de los consumidores y las consumidoras, debido a que cada vez la población acude a comprar los productos considerados de alta calidad y, en ocasiones, a un precio cómodo.
Ical indica:
“Gracias a Dios, yo llevo dos costales de yuca y termino de vender, los vendo a cinco quetzales las yucas grandes, y dos por cinco, las medianas”.
Según Cecilia Pérez, vendedora activa, la diversidad y la calidad de los productos son atractivos para los consumidores. Remarca:
“…a mí me gusta el mercado campesino porque se traen cosas de lejos desde las comunidades y no contienen químicos, se ven muy frescos porque recién lo sacamos de la tierra, también preparamos alimentos”.

Campesino cortando pejibaye (ternera silvestre). Foto: Rolanda García.
Enfrentan dificultades
Los entrevistados y entrevistadas coinciden en que el transporte y la falta de un espacio digno donde comercializar sus productos son algunas de las principales dificultades que enfrentan. Subrayan que cada vendedor realiza grandes esfuerzos para llegar a la cabecera municipal Playa Grande. Algunos viajan de una a dos horas, en tanto que en algunas ocasiones prefieren no llegar en temporadas de baja cosecha.
“Si no llevamos diversos productos, no sale la cuenta por el costo del pasaje; ida y vuelta pagamos 60 quetzales, más el costo de nuestra venta y nuestra alimentación”, resaltó Siriaco Paau Choc, de la comunidad Santa María Samococh.
Aseveran que, a través de demandas interpuestas a las autoridades de la municipalidad, fueron reubicados frente al salón número uno; sin embargo, lamentan que la comercialización la realizan en el suelo de barro y quienes tienen las posibilidades, improvisan la instalación de mesas y sillas.
Resalta Paau Choc que:
“Esas carencias dificultan la comercialización digna (…) El mercado no cuenta con un espacio adecuado ni un techo; a veces sufrimos la lluvia o el calor, nuestros productos se pudren rápido”.
Una de las emprendedoras que pidió no mencionar su nombre enfatizó que, a su criterio, la iniciativa necesita impulsarse de manera más ordenada, y rechaza que vendedores ambulantes se instalen en el perímetro del mercado con productos convencionales.
Retos de los productores y organizadores
En efecto, los productores y organizadores señalaron que frente a la serie de dificultades y en busca de seguir avanzando, han conformado un comité de Mercado Campesino Municipal que pretende buscar el apoyo y respaldo de la Comisión Municipal de Fomento Económico.
De la misma manera, se ha elaborado una propuesta de reglamento interno para normar la participación de los productores y las productoras. Además, urgen vincular las acciones bajo el paragüas de la Política Pública Municipal de Soberanía y Seguridad Alimentaria; seguir gestionando un espacio físico digno del Mercado Campesino y gestionar financiamiento económico para fortalecer la sostenibilidad, subrayó Mario Miguel, de la Asociación ADESI.
Es importante destacar que las iniciativas de los mercados campesinos funcionan en varias comunidades de Ixcán, Quiché, como Pueblo Nuevo y Primavera del Ixcán; y, algunas veces, las autoridades reactivan el mercado de Santa María Tzejá. Sin embargo, es menester reconocer la madre de los mercados campesinos que surgió hace varios años en el municipio de Chisec, Alta Verapaz, donde la población reivindica su lucha contra la venta de tierras y la expansión de la palma aceitera que amenaza la seguridad alimentaria en la región.