Lancetillo: su unidad detuvo la construcción de una hidroeléctrica

Nota de coyuntura No. 90 / por Rolanda García

Autoridades indígenas de Lancetillo La Parroquia, San Miguel Uspantán, departamento de Quiché, manifiestan que la población, tras enfrentarse a ENEL Green Power, subsidiaria de la transnacional italiana ENEL, logró detener la construcción de un proyecto hidroeléctrico sobre el denominado Río Cuatro Chorros. Al mismo tiempo, luchan por construir una hidroeléctrica comunitaria, exigiendo al gobierno que cumpla su promesa de apoyo expresada en mayo de 2024.

Autoridades indígenas de Lancetillo. Foto: Rolanda García.

Una lucha de años

Comunitarios y comunitarias destacan que su lucha en defensa de sus aguas se intensificó en el año 2012, época en la que la empresa multinacional ENEL, a través de engaños y violencia, pretendió construir una represa sobre el principal río de Lancetillo, una mega obra que funcionaría para la generación y distribución de energía hacia otros países, destacan los afectados.

Recuerdan que inicialmente la empresa ENEL, a través de la ONG Asociación para el Desarrollo Rijatz’ul Q’ij (Semilla de Sol) y luego ASOREYNA,[1] montó campañas de concientización social sobre la importancia de la electricidad y la necesidad de organizarse para lograr la electrificación de la zona, cuyas organizaciones no gubernamentales se comprometieron a trabajar junto a las familias de Lancetillo.

“Al inicio se aprovecharon de la inocencia de la gente. Empezaron a dar proyectos, pero las familias eran obligadas a dar cuotas, dinero y asistir a reuniones, las que no cumplían no recibían algunos beneficios y los amenazaban de quedarse sin energía”, recuerda un dirigente indígena.

El valor de los aportes aumentó cuando los trabajadores de ENEL llegaron y se reunían constantemente con la población, bajo el discurso de trabajar por la electrificación. “Cuando llegaron los propietarios de la empresa pedían más dinero, algunos aportaron hasta Q7 mil. A los que tenían grandes negocios les obligaron a dar más”, resaltó Juana Tzoc, dirigente comunitaria.

Tzoc agregó que, paralelo a la presión que ejercía Semilla de Sol, la organización desarrolló trabajos clientelares en las escuelas, desde la entrega de regalos a los niños, hasta la financiación de algunos viajes a estudiantes.

Varias familias que fueron beneficiadas con proyectos productivos también asistían a charlas de concientización social y publicitaria. “Esa organización era un intermediario de la empresa, ofrecieron trabajo de Q5 mil mensualmente. Insistían en que van a electrificar, daban algunos bultos de cemento, laminas, pollos, cal y otros víveres, intentaron sobornar a través de pequeños proyectos, pero a la vez nos pedían dinero”, destaca una autoridad indígena.


El Río Cuatro Chorros, en Lancetillo La Parroquia, San Miguel Uspantán, Quiché, ha sido de interés para la generación de electricidad para varias empresas nacionales y transnacionales. En 2008, el entonces grupo español Unión Fenosa, entonces propietario de la Distribuidora de Electricidad de Oriente, Sociedad Anónima (DEORSA) y Distribuidora de Electricidad de Occidente, Sociedad Anónima (DEOCSA), y que en 2011 pasarían a la propiedad del fondo inglés ACTIS y se fundaría la empresa Energía de Guatemala (ENERGUATE), constituyó su subsidiaria Generación Limpia Guatemala, S.A. (GLGSA), que entre sus proyectos tendría la hidroeléctrica Cuatro Chorros en Lancetillo.

En 2015, el Ministerio de Energía y Minas (MEM) autorizó a GLG –en 2013 la Comisión Nacional de Energía Eléctrica (CNEE) ya lo había autorizado– a transferir sus derechos y obligaciones a Inversiones y Desarrollos Greenfield, Sociedad Anónima, una empresa constituida en 2012, subsidiaria de la Corporación Multi Inversiones (CMI) de Guatemala, propietaria de las centrales hidroeléctricas RENACE sobre el Río Cahabón, en el municipio del mismo nombre, departamento de Alta Verapaz. Dicha sociedad también creó, en 2023, una off shore en Panamá bajo el mismo nombre. Actualmente, el proyecto hidroeléctrico Cuatro Chorros está en manos de esa sociedad anónima.

Fuente: Diario de Centro América, 15 de abril de 2015. Acuerdo Ministerial 011-2015, página 3.

En el caso de ENEL y su vínculo con Lancetillo y el Río Cuatro Chorros, la relación parece devenir de un proyecto de microcentral hidroeléctrica que las asociaciones Semilla de Sol y ASOREYNA, con conexiones con ENEL como ya se vio, promovieron en Lancentillo en 2016.

Por aparte, en 2013, el Grupo Ecoener de España constituyó en Guatemala su subsidiaria Hidroeléctrica Cuatro Chorros de Chicamán, S.A., con el interés de construir un proyecto hidroeléctrico en el sitio. La subsidiaria, junto a otras que Ecoener había constituido en Guatemala, fue disuelta en 2020.


La oposición creció y bajo el liderazgo de las mujeres

Según reconoce Agusto Choc, Autoridad Indígena, la resistencia se consolidó bajo la valentía de las mujeres. Recuerda a la maestra Juana Tzoc, quien de manera tajante se opuso a los estudios geográficos y topográficos que la empresa empezó a realizar en el caudal del Río Cuatro Chorros, donde tierras particulares fueron georeferenciadas sin el permiso de los propietarios.

“Ese día yo me pelié con los trabajadores de la empresa porque, sin permiso, dejaron marcados algunos puntos en mi propio terreno, donde según me enteré, que allí iban a construir la casa de algunas máquinas y motores”, recordó Tzoc.

Al desacuerdo de Tzoc, se sumaron otras mujeres como Gabriela Juc Jolomná, Obdulia Chomo, Carmelina Noriega Choc y otras. Destacan que la lucha social creció cuando la población tuvo conocimiento de que la energía que se generaría en Cuatro Chorros iba a ser transferida a otros países. Posteriormente, la empresa, en una reunión, reveló que para las familias solo se tenía contemplado la entrega de plantas solares. 

“Cuando la gente escuchó que la energía no iba ser para ellos se enojó, las mujeres empezaron a liderar esa lucha y luego vinieron más personas en contra de la empresa”, según recuerda José Choc Luis Cac, autoridad comunitaria de Lancetillo.

Subrayan que, durante el proceso de rechazo, la empresa intentó instalar equipos hidroeléctricos en la zona, donde ENEL trasladó tres camiones repletos de materiales. Recuerdan que la instalación de los equipos fue impedida por las mujeres que llegaron al lugar y alertaron a otros vecinos.  La dirigente Juana destaca:

“(…) Llegamos al lugar con doña Gabriela Jolom y otras mujeres, sacamos los aparatos que estaban instalando los trabajadores, llamamos a más personas y líderes, también llegaron personas de toda Zona Reina, las 105 comunidades nos apoyaron”.

En un ambiente de tensión, la población presente obligó a los trabajadores de la empresa a retirarse, a quienes previo de abandonar el territorio, les exigió firmar un acta donde se comprometieron a no regresar al área. Dan cuenta de que posterior a la expulsión de las maquinarias, la población organizó la realización de vigilancia durante días y noches como una manera de garantizar la seguridad en el área; a su vez, la empresa e integrantes de las organizaciones locales que apoyaban a ENEL desataron agresiones verbales, físicas y criminalización contra los dirigentes.

Las cuatro mujeres que inicialmente se enfrentaron a los trabajadores y técnicos fueron denunciadas bajo delitos infundados y sin pruebas contundentes. “Estuvimos luchando cuatro años con los abogados de ellos, pero no lograron presentar las pruebas, por eso es que no pudieron encarcelarnos, luego nos dijeron que a las mujeres nos van a descuartizar”, recuerda una dirigente.

Tras la persecución hubo amenazas de muerte, hubo vigilancia de aparatos paramilitares; sin embargo, la fuerza de las comunidades logró neutralizar la construcción, coinciden los integrantes de la autoridad indígena de Lancetillo La Parroquia.

Lamentan que la resistencia social no fue apoyada por los integrantes de la alcaldía comunitaria ni por el Consejo de Desarrollo Comunitario (COCODE), pues eran líderes que recibían órdenes e influencia del fallecido alcalde municipal de Uspantán, Víctor Hugo Figueroa, mano derecha de la empresa ENEL, indicaron. Además, financió actividades represivas de las ONG pro ENEL. Inclusive, esas mismas autoridades desempeñaron un papel de espionaje e impidieron que integrantes de la resistencia asumieran cargos comunitarios que la población les delegó.

“Hubo un año que nos prohibieron reunirnos en el salón comunal. Nos reuníamos en casas particulares. Este grupito de personas, que también eran apoyadas por USAID, cerraron la alcaldía, ejercían mucha violencia, nos decían que somos guerrilleros y comunistas”, destacó un dirigente indígena.

Sumado a los señalamientos, integrantes de la alcaldía ancestral sufrieron amenazas de muerte en un enfrentamiento donde la autoridad fue rociada con gasolina. Augusto Choc, Autoridad Indígena, expresa:

“Recuerdo que el alcalde municipal de Uspantán, Figueroa, dio orden de quemar a las autoridades ancestrales, pero la gente nos protegió”.

Los dirigentes sociales reconocen que la resistencia fue apoyada por los transportistas y por la Policía Nacional Civil (PNC) de Lancetillo, quienes se alinearon en defensa de los derechos de la población y sus dirigentes. Así mismo, valoran la solidaridad de las comunidades en resistencia de Ixcán, Quiché, y la ONG Madre Selva, cuya unidad fue vital, destacan.

Dan cuenta que, durante dos años, ASOREYNA intentó reorganizar y retomar sus campañas sociales a favor del proyecto hidroeléctrico de ENEL, pero la población no retrocedió en sus decisiones, destaca Héctor Choc, dirigente social.

Río Cuatro Chorros, del cual dependen más de 80 comunidades en la Zona Reina, Uspantán. Foto: Rolanda García.

La lucha por una turbina del pueblo

Las autoridades indígenas, junto a la población, sostienen la lucha y la resistencia continúa, y son quienes actualmente trabajan para la gestión de una turbina comunitaria sobre el río que defendieron. Aseguran que la construcción de una hidroeléctrica comunitaria les garantizará la soberanía eléctrica, y se niegan a adquirir los servicios de la empresa transnacional ENERGUATE, señalada de exagerar los cobros.

“El papel de las autoridades indígenas es muy importante porque ellos son los que defienden los derechos humanos en la región de la Zona Reina, y luchan por la turbina comunitaria y las carreteras”, reconoció Isaías Coc Chaman, miembro del Consejo de los Pueblos.

Aseguran que, en la región de la Zona Reina, San Miguel Uspantán, existen decenas de comunidades sin energía eléctrica. Dichas poblaciones también manifiestan un fuerte interés para la construcción de una turbina comunitaria, inspiradas por otras comunidades de la región que administran su propia turbina y energía, bajo el apoyo humanitario y económico de la organización Madre Selva. Tienen la esperanza de que sus sueños se hagan realidad y recuerdan a la administración de Bernardo Arévalo cumplir con una promesa de apoyo que ofreció, durante su visita en el año 2024, a la comunidad 31 de Mayo de la Zona Reina.


[1] Sobre esas asociaciones, ver: Batz, Giovanni. “La Cuarta Invasión Historias y resistencia del Pueblo Ixil, y su lucha contra la Hidroeléctrica Palo Viejo en Cotzal, Quiché, Guatemala”. Autores invitados No. 30. Asociación para el Avance de las Ciencias Sociales en Guatemala (AVANCSO), 2022.

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